-Le he perdido...
-¿Por qué dices eso?
-¿Por qué? Ni siquiera me mira. Sólo se fija en ella...
-No puedes pretender que sólo esté contigo.
-¿Es demasiado pedir que me hable de vez en cuando y que no sea de ella?
Amanda la miró tristemente. No podía recordar ningún momento en el que su hermana hubiera estado tan hundida. Tan infeliz.
-Se le pasará, Sara. Los enamoramientos se pasan pronto.
-Ojalá, Amanda. Ojalá.
