miércoles, 7 de diciembre de 2011

La habitación azul

Ayer entré en su habitación.
Y olía a tristeza.

Las persianas bajadas,
las ventanas cerradas,
la cama hecha,
el armario ordenado.

No había ni rastro de ella,
de su sonrisa,
de su perfume.

Las paredes vacías,
pintadas de un blanco antinatural
(antinatural para ella),
las libros perfectamente colocados en las estanterías.

Ya no era su habitación.
Y, sin embargo, allí seguía.
La foto. Mi foto. Nuestra foto.
Una foto que la furia limpiadora
de una madre desesperada
no había logrado retirar.

Su foto presidía la tristeza.
Esa sonrisa helaba el ambiente.
La chispa de sus ojos hacía estremecer.

Inspiré hondo y bajé la vista.
Olía a tristeza.

domingo, 23 de octubre de 2011

Reflexión: a propósito de Shakespeare

Ayer me di cuenta de que Romeo y Julieta es una de las manifestaciones más tempranas de la ley de Murphy: si algo puede salir mal, saldrá mal. Porque es la suerte, la fortuna, la que hace que las circunstancias encadenadas una tras otra termine en tragedia. Si hubiera habido un poco más de cola para entrar a Verona, o el boticario hubiera tenido más reparos en darle a Romeo su veneno... Esos cinco segundos de diferencia podrían haber hecho de Romeo y Julieta la historia de amor más feliz del mundo. Aunque, quizás, de esta manera no sería la mejor historia de amor jamás contada...


Lamento que no sea nada literario. Pero me siento fatal por tener así el blog, y entre la universidad y las clases de idiomas no me quedan fuerzas para crear... Así que mejor reflexión en mano que poesía volando. :)

Prometo un poco de literatura pronto. Quizás un poema. O una conversación. O una historia corta. O un pequeño apunte de la literatura universal. Pero algo de literatura, seguro.

Un saludo ;)

martes, 30 de agosto de 2011

Guerras, batallas y balas.

-¿Sabes quien soy?
-Nadie, no eres nadie
-¿En serio?
-Sí
-¿Y como lo sabes?
-No eres capaz de mirar a la cara a la muerte. Huiste como un cobarde. Y para mí, los cobardes no son nadie.
-Soy un cobarde con dinero, Wilson. Te acordarás de esta.
-Quizás -sonrió-. Quizás.

Le dio la espalda y se marchó andando tranquilamente, dejando trás de sí a Nadie desangrandose en el suelo.